Había una vez...como muchas historias de amor modernas, la nuestra comenzó con un poco de ayuda de la tecnología…y mucha ayuda de un error de GPS. Nos conocimos en una aplicación de citas, solo para darnos cuenta de que, aunque conectamos por nuestros intereses en común, de alguna manera olvidamos configurar bien nuestras ubicaciones. Elena estaba en Putney, Vermont, y Brendan en Wakefield, Massachusetts—a unas cómodas 2.5 horas de distancia. El romance a larga distancia no estaba en nuestros planes, ¡pero el destino (o un mal diseño de la app) tenía otras ideas!
A pesar de la distancia entre nosotros, nuestra conexión fue inmediata y fuerte. Compartimos nuestro amor por los perros (hola, Maeby y Linguini), sobrevivimos juntos los altos y bajos de la vida en pandemia, y demostramos que un poco de distancia no podía competir con el amor que iba creciendo entre nosotros.
Cuando llegó el momento para Elena de regresar a Chicago para estar más cerca de su familia, Brendan tomó la decisión más importante: empacar su vida y mudarse con ella a la Ciudad de los Vientos. Así que, armados con café, bocadillos y dos perritos que no estaban muy emocionados por un viaje en auto de más de 20 horas, nos lanzamos a la carretera, llevando todas nuestras cosas—y nuestro amor—a través de las fronteras estatales. ¿Qué es una mudanza cruzando el país por amor, verdad?
Pero no todos los momentos han sido fáciles. Tuvimos que despedirnos de nuestro amado Linguini, una pérdida que fue particularmente difícil para Elena. En cada paso de la enfermedad de Linguini, su cirugía, su terapia física y su despedida final, Brendan fue un apoyo incondicional, ayudando a Elena a procesar su duelo y recordándonos la fortaleza de nuestra relación.
...Y así, los invitamos a unirse a nosotros en este día tan especial, cuando digamos “Sí, acepto” y vivamos felices para siempre...